Expone: Dr. Tabaré Vázquez
Fecha: Agosto 2010
Buenos días para todos ustedes, después de haber estado 5 años bajo régimen de protocolo, hoy voy a salir del mismo para decirles simplemente; queridas amigos y queridos amigos todos.
Hay algo que por obvio puede estar de más decirlo así que apenas voy a enunciarlo.
De más esta explicar la importancia y significación de este congreso sobre tabaquismo. Hay otras cosas, obvias pero debo decirlas aunque sea telegráficamente; valoro el compromiso, iniciativa y el esfuerzo de las instituciones y las personas que han hecho posible estas jornadas. Agradezco que me hayan invitado a participar en el mismo, y agradezco el afecto con el que me reciben y el tiempo que me dedican.
En función de lo acordado para esta exposición la misma referirá exclusivamente en la implementación de las políticas públicas para el control del tabaco en el Uruguay. Dando por sentado que todos los aquí presentes conocemos el mapa epidemiológico de nuestro país, sabemos la incidencia del cáncer en el mismo y sabemos también lo que significa el tabaquismo como factor de cáncer.
Amigas y amigos, como no somos de los que creen que la historia comienza y termina con ellos, no tenemos problemas en reconocer que las primeras medidas para el control de tabaco en el Uruguay datan de la década del 80. La aplicación y el cumplimiento de aquellas disposiciones casi fue casi nulo, en parte por sus propias limitaciones, en parte por la indiferencia de la sociedad respecto a la problemática del tabaquismo, y en gran parte por resistencia de las gremiales de comercios que venden productos de tabaco y de la propia industria tabacalera. En mayo de 2003, la 56 asamblea de la organización mundial de la salud, aprobó el convenio marco para el control del tabaco. Uruguay que había apoyado su aprobación en la mencionada asamblea, adhirió al mismo inmediatamente el 19/julio/2003. El parlamento nacional rectificó su adhesión por la ley 17.793 del 16/julio/2004. Pero los 13 meses comprendidos entre la firma y la rectificación del convenio no fueron un tiempo de trámites burocráticos y nada más, por el contrario, una alianza nacional conformada por el gobierno, referentes políticos, la comunidad científica y diversas organizaciones de la sociedad civil trabajaron intensamente difundiendo el convenio marco y promoviendo su rectificación.
El 1/marzo/2005 cuando asumimos el compromiso con la presidencia de la república no empezó la historia, pero comenzó la gestión de gobierno que la ciudadanía nos había confiado. La agenda de asuntos que requería la atención y resolución era “apaborante” en portuñol. Pero como presidente de la república, como médico y ciudadano yo no podía ser indiferente y no actuar en consecuencia con este problema, sanitario, social y económico que afectaba severamente a la sociedad uruguaya.
Es así que el 31 de mayo de 2005 en el contexto del día mundial sin tabaco, presentamos ante la opinión pública una serie de decretos, tendientes a cumplir con el compromiso contraído por nuestro país al ractificar el convenio marco.
Mediante esos decretos
1) se elevó el precio y el impuesto de los cigarrillos,
2) se prohibió la publicidad de productos de tabaco vinculada al deporte,
3) se colocaron pictogramas con advertencias sanitarias cubriendo el 50% del total de la superficie de las cajillas de cigarrillos,
4) se eliminaron los términos publicitarios engañosos en los paquetes cigarrillos (light, ultralight, etc),
5) se establecieron regulaciones estrictas para las áreas donde era permitido fumar en bares y restaurantes, las mismas debían ser físicamente separadas del resto de las áreas con entrada y ventilación independientes. Por supuesto que hubo reacciones y medidas contrarias de corporaciones e individuales a tales medidas, por ejemplo un comerciante de la zona de pocitos hizo una campaña feroz contra estas medidas, que tenía como fin, ocultar su no cumplimiento al pago de los impuestos de impositiva y el no pago a sus proveedores. Pero en general las mismas tuvieron alto nivel de apoyo y cumplimiento entre la población.
Mérito del gobierno; si, pero no todo, dado que algunos de los puntos claves para el cumplimiento efectivo de estas medidas fueron:
(a) un fuerte voluntad y un firme compromiso de todo el sistema político, que es justo reconocer,
(b) trabajo conjunto del gobierno y la sociedad civil, donde la OPS y la Comisión Asesora de salud Pública jugaron un rol muy importante,
(c) el desarrollo de campañas de sensibilización y el involucramiento de los medios de comunicación de la fijación de severas multas a los infractores; la primera e 1.200 usd, la segunda de 2.400 usd, en dicho momento no se multaba a los fumadores, sino a los dueños de dichos los locales,
(e) establecimientos de mecanismos de control por parte del gobierno y la sociedad civil.
Sobre esta base en setiembre de 2005 se decreto la prohibición de fumar en los trabajos y espacios públicos que empezó a regir el 1 demarzo de 2006. En esa fecha el Uruguay se convirtió el séptimo país del mundo y el primero en América libre de humo de tabaco, avanzando en la construcción de un Uruguay cada día mejor más allá de la ubicación en el ranking. El 6 de marzo de2008 cuando se promulgó la ley 18.256, aprobada por la asamblea general del poder legislativo, se dispusieron medidas textualmente “a fin de reducir de manera continua y sustancial la prevalencia del consumo de tabaco y la exposición al humo del mismo”, las disposiciones de dicha ley refieren a la reducción de la demanda y oferta de tabaco.
En esta ley se estableció:
1 – la prohibición de fumar o mantener encendidos productos de tabaco en espacios públicos cerrados o de trabajo, establecimientos educativos y sanitarios,
2 – prohibición de toda publicidad, patrocinio o promoción de los productos de tabaco por medios de comunicación y actividades culturales o deportivas,
3 – prohibición de ventas de productos de tabaco a menores de edad,
4 – prohibición de distribución gratuita de productos de tabaco y de cigarrillos sueltos o en paquetes de menos de 10 unidades,
5 – ubicación de advertencias sanitarias en todos los paquetes y embases de tabaco, las mismas deberán ser aprobadas por el MSP y deberán como dice el convenio marco, ser claras, legibles y ocuparán por lo menos el 50% de las superficies totales principales expuestas. Asimismo esa ley encomienda el MSP, en el ejercicio de sus atribuciones conferidas por la ley orgánica, (ley 9.202 del año 1934) el control y aplicar sanciones cuando constate violaciones a la misma.
Por cierto que esta ley molesta a muchos, pero estas leyes se hacen en beneficio del bien común, en este caso la salud de la población uruguaya. Como ustedes saben el plazo de 3 años es muy breve para medir el cambio sustancial y el perfil epidemiológico en un país, pero varios estudios que comprenden el periodo 2006-2009 aportan algunas pistas e insinúan algunas tendencias.
A) La prevalencia del tabaquismo en el Uruguay se redujo del 31.8% a 24.8%.
B) En el 97% de los espacios públicos donde esta prohibido fumar se cumple adecuadamente la norma.
C) Aumentó el apoyo de los fumadores a las medidas adoptadas para el control de tabaco, el 56% registrado en el año 2006 ascendió a un 71% de la aprobación de los fumadores a las medidas en el año 2008.
D) Más de 15.000 fumadores ingresaron al programa de tratamiento del control de tabaquismo del Fondo Nacional de Recursos (entidad estatal no gubernamental que cubre costos de medicina altamente especializada a todos los habitantes del país).
E) En una evaluación interna, el promedio hallado entre los 5.000 participantes de ese programa, por el año 2007, la efectividad del mismo fue de: 56% logró la abstinencia en algún momento del tratamiento, 24% y en otros grupo hasta el 40% a lo largo de un año, 88% de los pacientes recibieron tratamiento farmacológico.
F) Un relevamiento realizado entre 37 centros asistenciales, que capta el 79% del total de los ingresos por infarto agudo del miocardio indicó que mientras los 24 meses anteriores al 1/marzo/2006, se registraron 4.346 ingresos, en los 24 meses posteriores a es afecha, el número de ingresos por infarto de miocardio agudo descendió a 3.603, es decir un 17,1% menos. Desglosada por sexo comprende el 15% entre mujeres y 17% en hombres y desglosado por edades demuestra que el 38,5% de la disminución, corresponde a personas menores a 45 años.
Con serena confirmación, podemos afirmar que en materia de control de tabaquismo, Uruguay ha avanzado notoriamente. Pero aún queda mucho por hacer a nivel de educación, población, tratamientos y también asuntos que no son estrictamente médicos, como por ejemplo primero: la venta de cigarrillos y otros productos de tabaco representan el 30% de los ingresos de comercios minoristas, kioskos o salones, que en su inmensa mayoría son micro emprendimientos; aquí hay un problema de empleos y economía familiar que hay que atender.
Segundo: El 12% de los fumadores uruguayos, admiten consumir cigarrillos de contrabando y/o casualidad la mayoría consume Phillip Morris, doy solo las iniciales para que nadie se confunda. Ahí también hay problemas económicos y alguno más, pero en esta dimensión del tabaquismo uruguayo no solo hay consumidores y pequeños comerciantes, también esta la industria tabacalera nacional y multinacional. La local que en término productivos el número en casi irrelevante, el cultivo de tabaco en Uruguay ocupa apenas 334 hectáreas el 0.4% del total de la tierra cultivable del país y genera en época de zafra no más de 1.200 puestos de trabajo y el resto del año no más de 200 o 300, sin embargo tiene un porcentaje de 300% de ganancias estimables, aquí esta la explicación a tanta resistencia. La multinacional la cual no se devela por nuestra competencia local ni nuestro reducido mercado, lo que si la desvela es que en un rincón del mundo allá en el sur, un pequeño pero gran país asumió el compromiso de un marco de la Organización Mundial de la Salud para el control del tabaco. Siendo la mayor riqueza del país su gente y siendo su mayor derecho la salud como responsabilidad de todos. Es por ello que una multinacional nos amenaza con juicios y otras calamidades para que otros países no se atrevan, como nosotros, a desarrollar políticas antitabaco: ese es el único objetivo, del modo más elegante que se me ocurre decirlo, “nos están chantajeando”. Es pro ello que los denunciamos y seguiremos denunciando a nivel internacional. Y estoy seguro que el actual gobierno seguirá con los mismos lineamientos de trabajo en los que hemos iniciado.
Pero esta es más que una política de salud, es sustancialmente una política en tanto tal, es un proceso evolutivo hacia objetivos concretos, siendo radical pero gradual, no es neutral pero tampoco arbitraria, requiere sustento técnico pero también legitimidad institucional y mayorías políticas y sociales. Lo que si es seguro es que no tenemos miedo ni tampoco precio. Como dijo hace 500 años Fransua Rabele “La ciencia sin conciencia es la ruina del alma” y ese seguirá siendo mi modo de ejercer la profesión y ser como médico y oncólogo en el ejercicio de vivir. No hay base científica sin valores humanistas. El código de Núremberg de 1947, la declaración de Helsinki de 1964 y sucesivos pronunciamientos de la asociación medica mundial, por citar apenas a lo que refiere nuestra profesión, así nos lo recuerda. Válido en todos los órdenes de los seres humanos: avasallar, desconocer e hipotecar o comercializar la dignidad del agente es la ruina de la libertad y de la democracia, dignidad que no pasa por garantizar la felicidad de cada uno, sino por la igualdad de oportunidades para todos, ante la ley y sobre todo ante la vida. Libertad y democracia que no son un recurso retórico ni un adorno de del desarrollo sino estados de la sociedad y claves para el progreso de la misma.
Amigos y amigas, la ciencia sin conciencia es la ruina del alma, tal vez ahí radica la clave de lo que tenemos que decir aquí. Y desde aquí a la sociedad en su conjunto. Pero más que decirlo en tono doctoral, asumirlo porque para resolver los problemas de sociedad y para progresar como nación hay que trabajar y concretar beneficios tangibles para la gente. Les agradezco enormemente vuestra atención.